Al ver la administración desde el punto de vista holístico, nos damos cuenta que las empresas cuanto a intereses sociales se refiere no están muy preparadas para esto; que aún tienen un pensamiento muy arraigado a lo material o de dinero, y por eso es demasiado complicado y poco factible apuntarle a este tipo de pensamientos.
Con esto podemos definir que los intereses empresariales estratégicos o convencionales aun funcionan para muchas empresas las cuales cambiarles este punto de vista no es la mejor opción; porque todo lo han hecho de esa manera y les ha funcionado a la perfección y con éxito, y las personas y en especial los empresarios todavía piensan de manera personal, en muchas empresas.
La forma global de llevar las empresas no es algo fácil, además tomaría mucho tiempo para que estas se enfrenten a un cambio de tal magnitud, teniendo en cuanta que hay mucha competencia a nivel mundial y además la demanda está aumentando cada vez más y más.
Cambiar la forma de pensar de muchas personas no es tarea fácil; por no decir que imposible, porque el hombre cambia a medida que ve la necesidad y si no, no lo hace, ¿para qué hacerlo?
Quitarles a las personas sus hábitos de pensar y sus formas de hacer las cosas es poco viable; porque no hay manera fácil de hacerlo o de que piensen de otra manera, además el ser humano en lo primero que piensa es en su bienestar, sin importar el de los demás, desde que él esté bien, lo demás no importa.
Además, mirar las cosas como un todo, no se puede; ya que el todo está compuesto de partes, más pequeñas, las cuales hacen que ese sistema funcione totalmente; pero como las personas son totalmente independientes, siempre va haber unas cuantas que quieren liderar y sobresalir por su cuenta pasando por encima de los demás, sin importarles cualquier otra cosa. Lo mismo ocurre con la administración, siempre van a ver empresas que salgan adelante a costa de las demás o por sus propios méritos; pero no piensan en un bien común sino en un bien personal, que es el de “ganar”. Enfocando sus ideas en direccionamientos mal planteados o establecidos en la forma de ver la efectividad colectiva. 
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